sábado, 30 de enero de 2010

EL IMITADOR

Aquel que pudiera ver
en tus preciosas pupilas
el destello plateado
de las gotas al llover.

Aquel que pueda descubrir
en tu sonrisa luminosa
la resplandesciente estrella
que alumbra en su cenit.

Quien viera en tus labios
la rosada belleza absoluta
de atardeceres estivales
en horizontes dorados.

Aquel que llegue victorioso
a lo profundo de tu corazón
encontrará allí la armonía
de cielos claros de otoño.

Aquel que te ame tanto
como yo te estoy amando;
aquel que haga todo eso
me estará imitando...

Silvermann/ 2003

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