Bajo un cielo gris de plomo
la calle se vuelve espejo
y por ese solo hecho
por los recuerdos me asomo
Aquel patio cuadriculado
vacío triste y grisáceo.
El mástil abandonado
al viento le va peleando.
Aquellos húmedos atardeceres,
ensombrecidos recuerdos,
corazones y flechas inútiles,
aquellos amores sinceros.
Graffittis de la memoria
escritos en esa pared
de los dias de gloria
que ya no viviré.
Un banco de blanca fórmica
le grita a aquella chica
que un alma la necesita
porque ella es su vida.
A lado de un "dale Boca"
un "vamos los redondos"
se cruza con un hondo
"me estas volviendo loca".
Una caricatura graciosa
a lado del pizarrón
de un compañero se mofa
y otra vez el chaparrón.
Tus ojos de muchacha
en la niebla del tiempo;
esta lluvia que no para
de empujar esos recuerdos.
ARIEL SILVERMANN (2009)
sábado, 30 de mayo de 2009
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