Solo fui una anecdota en tu vida;
tal vez un mal recuerdo, pesadilla...
Solo una silueta oscura y perdida
en el horizonte llano de tus días.
Que mal designio inundó mis horas
para no congraciarse con mi historia;
que poca suerte tuve buscando gloria,
si ya nunca tendré a tu suave boca.
Ya no queda absurda opción,
más que librarse al alcohol;
pero el insulto se eleva veloz
y la porfía se yergue, atróz.
A quien le importa que me hayas querido?
a quien que no lo hayas hecho?
A quién le importa que mi techo
no sea el mejor guarecido?
Y cuando el viento vuele insensible
mis paupérrimas e infames utopías
cuando no haya mas que ilusiones vacías
sabré todo fue un anhelo imposible.
Ariel Silvermann (2009)
sábado, 22 de agosto de 2009
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